Siempre quise ser importante, ser el jefe, el puto amo. Pero eso no es fácil cuando tu padre es tu propio hermano, y tu madre un vaso de agua.
Pero, en aquellos días, mi destino se abría paso inexorablemente y, de repente, me hice manifiesto de un salto; como una pelota de tenis peluda llegué al mundo. Y no me iba a quedar de brazos cruzados, ni recluido en una caja de cartón, ni en un dormitorio, yo quería crecer, salir de ese cuarto, tomar las riendas de mi vida, conquistar el mundo.
Así que lo orquesté todo.
Muchos pensarán que soy malvado, despiadado y cruel, pero solo hice lo que tenía que hacer, lo que ese peluche amariconado nunca se atrevió.
Aquella noche desconecté el reloj, todos mis hermanos pequeños estaban de acuerdo. Cuando llegó la hora pedimos comida salvajemente. Billy no opuso resistencia; total, aún no eran las doce, y nos dio pollo para cenar.
Al día siguiente, Billy descubrió que el reloj estaba parado y que un montón de capullos verdosos, gelatinosos y malolientes ocupaban la habitación.
Mientras mi hermano lloraba, consciente del peligro, yo frotaba mi blanca cresta dentro del capullo y pensaba: “Guizmo, caca”.
Mi momento estaba a punto de llegar.
Raúl Liarte
Man on wire 
Bienvenido Guizmo!
Pararse es un lujo. Poder respirar y pensar en lo esencial, qué dificil!
Desprenderse de aspiraciones dentro del mundo para aferrarse a las de verdad, a las de dentro de uno. A veces llega como una revelación, sosesagadamente, y que gusto da! Hacer cosas sin más, con el alma tranquila, esperando ser feliz.
Así siento este proyecto, man on wire. Gracias por compartirte.
De aspiraciones y de presión, si es que todo lo hago por mi espalda, que está cansada de tanto peso, gracias por visitarme, pronto habrá más material…